No mucha gente lo sabe, pero entre las escasas titulaciones académicas (siempre son pocas) que he conseguido con el paso de los años, tengo la de Experto en Turismo Rural.
Para poder aprobar el curso tuve que realizar un extenso proyecto, donde partiendo de cero (siempre teóricamente claro está) abría un negocio relacionado con el turismo rural y desarrollaba y creaba todos los detalles que le hacían falta para su correcto funcionamiento y su éxito.
Diseñé una preciosa casa, en un lugar idílico. Claro está, no podía ser de otra forma, el apartado gastronómico era uno de los principales pilares de mi casa rural "Cal Barretet" (así se llamaba mi casa rural) y su principal atractivo eran sus menús totalmente artesanales y naturales, desde la mermelada del desayuno, hasta el helado del postre de la cena.
Se que vez en cuando soy un poco caótica en mis explicaciones y desbarro continuamente, es parte de mi encanto (por lo menos es lo que me gusta creer), pero ¿a que viene todo lo anterior? ... por la mermelada del desayuno, he pensado que voy a hacer gran cantidad de mermelada de todo tipo, ya que me han propuesto participar un fin de semana en un mercadillo de pulgas, y como no tengo ni antigüedades, ni otra cosa interesante para vender, he creído que unos botes de mermeladas “poco tradicionales” y artesanas, pueden resultar muy interesantes, sobre todo si consigo darles la apariencia tan rural y rústica que les di a las que diseñé en su día para aprobar el curso.
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