15 de septiembre de 2010

Caramelos y niños


¿Qué pasa cuando uno va acompañado a algún sitio por una despierta y espabilada niña de tres años? Pues que corre el riesgo de que en ese lugar (en este caso oficina de compañía de seguros), tengan esos caramelos o bombones publicitarios que todos conocemos, por supuesto si esto pasa también se corre el riesgo que el niño se llene los bolsillos, las manos y los mofletes de ellos y que una no pueda evitar reírse viendo a la niña con expresión de “¿Qué pasa, no estaban hay para eso?”.

En fin, por suerte, la chica de la agencia de seguros es estupenda y en lugar de poner mala cara o hacer como si no hubiese visto nada, se rió también mucho, me dijo que le habían traído un montón de bolsas, que le salían muy baratas, que no sabía donde guardar tanta cantidad y decidió regalarle una bolsa grande, enterita y sin empezar a la niña, convirtiéndola en la niña más feliz del mundo y ganándosela como cliente para él resto de su vida. A eso se llama hacer un buen márquetin y fidelizar a la clientela desde muy temprano. Claro que no se yo como se lo va a tomar mi cuñada, cuando mi sobrina se empeñe en comer caramelos a todas horas y ella tenga que racionárselos, para que no pierda el apetito. Si es que entre los caramelos, las galletitas "asules" y los bombones las tengo contenta últimamente.


Para que este más contenta todavía, dentro de unos días probaré esta receta a ver que tal queda.


Los ingredientes

3 vasos de azúcar, 1 vaso de miel, 10 cucharadas de agua, 200 gramos de mantequilla. 1 cucharada de azúcar vainillada. 

La preparación

En una olla,  sobre fuego lento, disolvemos el azúcar, el agua, la miel y el azúcar vainillado. Vamos revolviendo con una cuchara de madera. Dejamos hervir hasta conseguir el punto "bolita blanda". 

Lo retiramos del fuego y ponemos la mantequilla cortada en trozos en la olla y con la misma cuchara removemos y mezclamos hasta conseguir que este bien disuelta, llevamos de nuevo al fuego y dejamos cocer lentamente durante diez minutos más. 

Debe quedar un caramelo de color dorado. Lo volcamos todo en una bandeja, grande de vidrio o aluminio, que hayamos untado bien con mantequilla, dejamos que se enfríen y cuando se endurezcan un poco, marcamos los cortes que les vamos a hacer, los cortamos y dejamos que se terminen de endurecer. 

Foto | c-ch.com


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